Somos millones de personas diminutas/ cada una
en su isla/ criaturas maravillosas/ transparentes a la luz/ temerosas de lo
magníficamente misterioso/ azules al fin y al cabo/ o purpúreos en primavera/
nos dejamos guiar por prematuros aromas/ nos disolvemos en el delirio nocturno/
bebemos sumo de mariposas vírgenes/ y nos dejamos devorar por aquellas
monstruosas incertidumbres/ y cuando llueve volvemos a creer en el cielo/ y
cuando las puertas quedan abiertas corremos/ corremos/ corremos sin saber donde
ni porque…
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