Quizás un
día subiste la pequeña escalera y
te encontraste conmigo, con mis higos mis guayabas y mi lujuria, quizás
pensaste, quizás no pensaste, quizás solo sentiste y te dejaste fluir. En cambio cuando yo te vi subir la
pequeña escalera ya no eras una niña a quien debía proteger sino una pantera
desbordada que nunca podría controlar. Y fue así como me invitaste a
rocanrolear cuando el rock parecía cosa de vampiros parisinos que se hacían
transfusiones de sangre. No se porque pero tu aceituna estaba igual de madura que la mía y tuvimos que tirar
los huesos justo en la dirección contraria en que habían pronosticado los
astros, y fuiste tu y fuimos yo y éramos algo así como una góndola llena de
flores en un mar de lupudus y risas y carcajadas y saltos al vacío… Cuando
salte y tu atrapaste mi salto estábamos en el aire y no en el agua como
pensaría un acuamanicola. Como podría amar tanto un terrícola el aire como? Quizás se trata de un aerikola?
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